Puras palabras

Desde muy chico estuve medio desubicado y eso ha dejado su huella en mi personalidad.
Mi primer grado lo hice en una escuela estatal bastante pobre dónde iban muchos niños de una villa cercana y ya desde el primer día noté que no estaba a tono con mis compañeritos que hablaban de cosas que yo no entendía bien y me fajaban cada vez que podían.

Después nos mudamos a otro barrio y cambié de escuela. Estuve desubicado hasta quinto grado porque los pibes que iban ahí ya tenían una camarilla armada desde jardín de infantes y no me dejaban mucho margen para integrarme. Además los primeros años iba en micro y era el único del grado que iba en micro. En el barrio no me iba mucho mejor, porque los pibes que paraban en la esquina iban a otra escuela y no tenían mucha onda conmigo.

La secundaria la hice en el industrial, los tres primeros años en un colegio dónde todos querían seguir química. Yo quería electrónica pero no había podido ingresar en la escuela dónde daban esa especialidad.
Los años superiores del industrial los hice en una escuela de capital dónde daban electrónica otra vez desubicado porque los pibes que estaban ahí se conocían desde el primer año.

Después empecé a trabajar. La mayoría de las veces en lugares de medio pelo dónde la gente no leía nada y solo miraban programas de televisión que yo ignoraba o me resultaban absolutamente decadentes.

Ahora trabajo en una multinacional dónde todo el mundo anda silencioso y trata de pasar desapercibido porque es una bendición tener trabajo en los tiempos que corren y se cuidan de opinar de esto o aquello. Y sigo desubicado porque soy casi el único que toma el horario de almuerzo hasta el último segundo y llego y me voy en punto. No me quedo después de hora para quedar bien y uso la computadora para escribir y publicar en Internet lo que me da la gana…