miércoles, noviembre 30, 2005

 

Se me lengua la traba

Pequeño relato que me llegó y lo quiero compartir con ustedes


Para todos los que critican el ingles y dicen que una palabra tiene
muchos significados va este pequeño ejemplo de nuestra lengua que le
pasa el trapo al ingles y nos obliga a no hablar al pedo! (En una
acepción no contemplada en el dialogo que sigue!!!)

Transcurría un plácido almuerzo, cuando de pronto, la ilustre visitante
extranjera de intercambio, en un castellano con neto acento canadiense
preguntó inocentemente:

- Pero... ¿Para ustedes los argentinos... ¿todo es pedo?
- ¿Cómo...???
- Sí, claro... Es que hay cosas que todavía no entiendo del todo...
-¿Por ejemplo?
- Hoy Agustín fue caminando hasta el centro a cambiar una remera y el negocio estaba cerrado. Cuando volvió dijo: "Me hicieron ir al pedo".
- Claro, eso significa que fue en vano, inútilmente.
- Sí, sí; pero en plural es diferente. Cuando el otro día vinimos en taxi, al bajar Micaela dijo: "Este tachero nos trajo a los pedos".
- Eso quiere decir que venían muy rápido...
- Sí, ya me dí cuenta. Pero me resulta difícil entender la diferencia del singular al plural... Además... hay otras frases que no son lo mismo, por ejemplo: Estar "en" pedo, que estar "al" pedo.
- Claro, estar "en" pedo, es estar borracho; estar "al" pedo, es estar sin hacer nada...
- ¡Eso! ¡eso!, suena parecido a ir "al pedo"... Pero... también lo usan cuando quieren significar negativa a hacer algo...
- A veces, en ese caso decimos: "No voy a ir ni en pedo", que significa que de ninguna manera lo haremos, o sea... ni borracho iría, ¿me entendés?
- Si, ahora sí. Aunque todavía me queda otra; cuando el otro día Agustín no puso la mesa y vos te enojaste, Agustín luego me contó que vos lo habías "cagado a pedos"...
- Sí, en ese caso quiere decir que lo reté, que le llamé la atención... - Ahora entiendo un poco más... pero... me acordé de otra: Cuando fuimos al partido de futbol y el delantero hizo un gol de taquito, el comentario de Agustín fué: "Le salió de pedo"...
- Eso significa que lo hizo por pura suerte, que fué de casualidad... ¿entendés?
- Si, ehmm... Una última pregunta... ¿qué quieren decir cuando Micaela le dice a Agustín: "Sucio de mierda ... ¿¿¿¡¡¡Qué pedo
que te tiraste!!!???..."


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miércoles, noviembre 23, 2005

 

Muertes

Se dice que la muerte nos iguala a todos. No estoy de acuerdo. Ninguna muerte es igual a otra. Tampoco existe igualdad en la manera en que cada individuo siente el dolor o el alivio que significan una muerte.

En el momento de morir se puede perder la vida o ganar el descanso eterno. Esa es una diferencia sutil y para mí muy importante. Saber que un ser querido gana en la muerte es algo tan sublime que conforta y permite seguir adelante a pesar del dolor.

La muerte más que igualar a todos hace la diferencia entre los extraordinarios y los vulgares…


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miércoles, noviembre 16, 2005

 

You Could Have It So Much Better

En español “Podrías tener algo muchísimo mejor”. Es un disco de Franz Ferdinand que estoy escuchando mucho esta semana. Me gustó desde la primera vez que lo escuché porque encontré similitudes con otras bandas británicas que me gustan.
Recomendable para escuchar con auriculares cuando uno va viajando en tren o subte porque tiene el volumen fuerte y parejo y el ritmo acelera acompañando el viaje.

Había visto el nombre de esta banda en algunas revistas de rock y creo que en MTV o alguna radio pasan algún tema.
El año pasado tuvieron buena crítica así que cuando conseguí el disco no tuve problema en probar que onda…


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Indeciso

Un amigo de la oficina llamó mi atención sobre este artículo que apareció en "La Nación".
Creo que vale la pena leerlo.


Cuando un jefe indeciso es peor que un salario bajo

A algunos ejecutivos es más fácil arrancarles una muela del juicio que una decisión.

Cuando David Turnley era un redactor técnico para una compañía de software estadounidense, su jefa tomaba tan pocas decisiones que nadie sabía lo que realmente quería. Sin embargo, tenía que estar involucrada en cada una de las decisiones que nunca tomaba. El propio Turnley tenía algunos subordinados directos y en vez de tratar de explicarles lo que él creía que ella posiblemente quería, frecuentemente dejaba que ellos mismos trataran con ella. "De esa forma ella podía expresarles su incertidumbre directamente", recuerda.

Su indecisión provenía del temor de ser vista de forma negativa por sus jefes. Pero su actitud resultaba contagiosa y angustiaba a sus subordinados. "Cuando uno no sabe lo que su jefe quiere, vacila para tomar una decisión y luego gasta tiempo y energía ejecutándola", dice Turnley.

Al final, su jefa acabó por volver a la universidad "porque era incapaz de decidir lo que quería hacer", dijo.

Esto basta para que algunos empleados sufran pesadillas. Los ejecutivos indecisos tal vez no logren mucho, pero en la larga lista de cosas que no hacen destaca sobre todo el no conseguir ser despedidos.

El secreto a voces es que en el mundo laboral la indecisión suele premiarse más que la iniciativa de liderazgo, sumándose a la letanía de malas conductas aprobadas en la oficina, como la adulación, las pataletas y el machismo.

Para la gente que trabaja para jefes indecisos, incluso los juicios más irresponsables emitidos en un instante pueden ser mejores que no contar con decisión alguna. Es lo que el famoso general estadounidense de la Segunda Guerra Mundial George Patton llamaba el "síndrome de listo-apunte-apunte-apunte-apunte". Esa es la razón por la que las encuestas suelen colocar la indecisión gerencial como uno de los principales tormentos en la oficina, incluso por encima de los salarios bajos.

En una encuesta reciente, llevada a cabo por Sirota Survey Intelligence, tres de los seis obstáculos principales para desempeñar su trabajo, según los empleados, estaban relacionados con la toma de decisiones. La debilidad a la hora de tomar decisiones quedó en primer lugar, seguido del secretismo y los retrasos.

Un indeciso posee una habilidad hipnótica para redirigir la atención de todo el mundo hacia otra parte. Jonathan Gilbert y sus colegas de una compañía tecnológica solían salir confundidos de las reuniones en las que presuntamente debía tomarse una decisión, que nunca llegaba. Ellos acuñaron su propia patología: el Comportamiento de evasión de toma de decisiones. Este "mal" incluye conductas tan típicas como formular preguntas sin final, cerrar las reuniones sin delinear puntos de acción, pedir más datos o estudios, arrebatos de rabia cuando se pide una decisión y, por supuesto, contratar a un consultor cuyo valor principal es tomar una decisión o asumir la culpa de una mala elección.

Según Christopher Anderson, profesor adjunto de psicología de la Universidad Temple, en Filadelfia, los indecisos se sienten intimidados ante la incertidumbre, se centran en las pérdidas potenciales, carecen de una capacidad de control que los haga sentirse más cómodos con el statu quo, o creen que el tiempo les concederá la información que lo clarifique todo.

"En muchos casos, la gente sacrifica mejores resultados a largo plazo con tal de sentir el alivio momentáneo de no tomar una decisión que no les agrada", dice Anderson. Y eso puede predisponer a las personas a no hacer nada.

Por Jared Sandberg
The Wall Street Journal


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miércoles, noviembre 09, 2005

 

Fuera de lugar

Desde muy chico estuve medio desubicado y eso ha dejado su huella en mi personalidad.
Mi primer grado lo hice en una escuela estatal bastante pobre dónde iban muchos niños de una villa cercana y ya desde el primer día noté que no estaba a tono con mis compañeritos que hablaban de cosas que yo no entendía bien y me fajaban cada vez que podían.

Después nos mudamos a otro barrio y cambié de escuela. Estuve desubicado hasta quinto grado porque los pibes que iban ahí ya tenían una camarilla armada desde jardín de infantes y no me dejaban mucho margen para integrarme. Además los primeros años iba en micro y era el único del grado que iba en micro. En el barrio no me iba mucho mejor, porque los pibes que paraban en la esquina iban a otra escuela y no tenían mucha onda conmigo.

La secundaria la hice en el industrial, los tres primeros años en un colegio dónde todos querían seguir química. Yo quería electrónica pero no había podido ingresar en la escuela dónde daban esa especialidad.
Los años superiores del industrial los hice en una escuela de capital dónde daban electrónica otra vez desubicado porque los pibes que estaban ahí se conocían desde el primer año.

Después empecé a trabajar. La mayoría de las veces en lugares de medio pelo dónde la gente no leía nada y solo miraban programas de televisión que yo ignoraba o me resultaban absolutamente decadentes.

Ahora trabajo en una multinacional dónde todo el mundo anda silencioso y trata de pasar desapercibido porque es una bendición tener trabajo en los tiempos que corren y se cuidan de opinar de esto o aquello. Y sigo desubicado porque soy casi el único que toma el horario de almuerzo hasta el último segundo y llego y me voy en punto. No me quedo después de hora para quedar bien y uso la computadora para escribir y publicar en Internet lo que me da la gana…


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Serie y Paralelo

Ciertos días pienso en paralelo en vez de pensar en serie.
Cuando pienso en serie una idea concluida atrae a la siguiente y puedo hilvanar frases de lo más atinadas que terminan siendo celebradas por mis allegados y combatidas por mis antagonistas.

Por el contrario, cuando pienso en paralelo concibo párrafos desopilantes y absurdos, confundidos con palabras que no se llevan, que terminan siendo borradores de texto para analizar cuando pueda volver a pensar en serie…


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Semántica de la realidad

La realidad concensuada y aceptable es meramente un hecho semántico.
La insania conlleva una realidad particular y alejada de las otras.
Definir cual realidad seguir es un hecho puramente arbitrario que la humanidad ha llevado para el lado que le ha convenido. Insisto que la realidad es semántica, porque uno hace lo que le dicen y lo acepta como real…
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La siguiente frase invalida el párrafo anterior: “Todo lo que escribo en este blog es irreal”.


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martes, noviembre 08, 2005

 

Juicios de valor

Trato siempre de cuidarme al opinar para evitar emitir juicios de valor sobre otras personas. Reconozco que a veces íntimamente me indignan ciertas actitudes pero trato de entender las motivaciones que las originan y aunque muchas veces no las comparto o me caen mal me abstengo de criticar o atacar los motivos, aunque no las acciones.

Por ejemplo se me ocurre que puedo criticar hasta el hartazgo la obra de ciertos escritores mercenarios pero me prohíbo sojuzgar o criticar a sus lectores. Evidentemente los lectores de cierto tipo de libros no tienen malas intenciones ni son culpables de haber sido seducidos por un producto que desde un primer momento fue elaborado, precisamente, con el macabro fin de seducirlos…


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martes, noviembre 01, 2005

 

Modestia y Humildad

Modestia y humildad son virtudes que a menudo dejamos de lado en favor de la loca carrera por llegar primero a toda costa.
El individuo modesto no necesita esforzarse por sobresalir pues su sentir no reconoce el valor de ser más que los demás. Tampoco apuesta a ser menos. Simplemente se empeña en reconocer sus propias limitaciones y mantener un estado que le satisfaga en lo más básico sin frivolidades ni aspavientos...


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